Por: cesar Levano
Alguien dijo que la fuerza es el arma de los débiles, lo que viene al caso cuando tratamos de entender la aparente insensatez de quienes nos gobiernan, de pretender, una y otra vez, responder con el autoritarismo y el endurecimiento represivo, al descontento social y a la crítica ante la falta de soluciones a los problemas nacionales y a los desatinos del gobierno.
La semana que pasó ha registrado dos nuevos y torpes intentos de imponer la voluntad del gobierno, en lugar de buscar el consenso y el entendimiento por la vía del diálogo y la concertación.
Dos medidas que sólo podrían explicarse por la desesperación oficial ante el creciente malestar social, motivado por la ausencia de una política que prevenga y solucione los conflictos antes de que estallen y atienda las necesidades sociales cada vez más apremiantes, más allá de la aplicación de programas sociales de efectividad dudosa y manejo sospechoso de corrupción y sectarismo.
Uno ha sido el fracasado proyecto de ley que apuntaba a someter a la prensa mediante rectificaciones desproporcionadas y a imponerle sanciones desmedidas, que, con el consabido manejo de jueces con hilos invisibles pero eficaces, hubieran podido hacer quebrar, sobre todo, a medios independientes y modestos, ajenos a los grandes poderes económicos y al abierto o soterrado auspicio oficial.
Felizmente, el rechazo de la sociedad civil, la gran mayoría de los partidos políticos y la ciudadanía toda, en defensa de la libertad de prensa, llevó al gobierno a reflexionar y a rectificarse en forma positiva, deslindando posiciones del malhadado proyecto, e hizo retroceder a quienes lo promovían. Lo sucedido debería ser una notificación al Ejecutivo, de que no puede imponerse a la voluntad ciudadana.
Otro proyecto oficialista pretende ampliar la discrecionalidad del uso de las armas policiales contra civiles, al autorizar a disparar ante la sola sospecha, subjetiva y no siempre atinada, de que existe la amenaza de un acto hostil; sin que por ello los policías tengan responsabilidad penal alguna.
El proyecto ha indignado a los defensores de los derechos humanos y a la mayoría de las fuerzas políticas, que lo rechazan por autoritario y peligroso para la seguridad, la paz y la democracia, y porque pretende facilitar la represión de las protestas sociales. Nos avergüenza, además, ante el mundo, pues existen convenciones internacionales que el Perú ha suscrito y que proscriben el uso indiscriminado de las armas policiales contra civiles.
El repudiado proyecto del “gatillo alegre” es, asimismo, innecesario porque ya existen normas militares y policiales que regulan el uso de las armas, que una norma anterior ya había endurecido, al exonerar de responsabilidad penal a los policías y militares que utilicen sus armas en cumplimiento de su misión y bajo órdenes superiores.
LA PRENSA QUE PREOCUPA AL GOBIERNO PERUANO
Raúl Wiener
La pregunta de la semana era: ¿usted cree que el segundo Varguitas del APRA, y la única Cabanillas que podía soportar la política peruana, actuaron solos y no consultaron con Palacio para enfrentarse con la prensa?, que también podría frasearse: ¿usted opina que alguna iniciativa de importancia puede salir del Congreso sin autorización de Alan García?
Y, claro, la respuesta obvia era que no, que nadie creía que las cosas podían funcionar con autonomía, ni en el partido ni en el gobierno, así que cuando Velásquez declaraba que el proyecto de las rectificaciones era inoportuno e innecesario, García que como gobernante era un paradigma de la libertad de prensa y Vargas que insistía en su propuesta, todo estaba coordinado.
Al final la iniciativa murió en medio de las puyas, y por supuesto Aldo M aplaudió al Ejecutivo y ametralló hacia el Congreso y la oposición que es lo más fácil, mientras Perú 21 preguntaba si no había estado funcionando la escopeta de dos cañones. Mi opinión es un poco distinta: el APRA no quiere y no puede enfrentarse realmente a la gran prensa, porque depende de ella y porque realmente no necesita hacer nada para disciplinarla en los momentos en los que realmente importa.
¿Alguien cree que la intención de la ley de las rectificaciones era llenar las páginas y titulares de los periódicos y los programas políticos de la televisión y la radio de rectificaciones, por supuestas inexactitudes o injurias contenidas en las informaciones, o que lo que se quería era incluir a los Miró Quesada, Ivcher o Agois, en las demandas para hacerles pagar los deslices de sus periodistas? El APRA, la verdad, no da para esto. Pero si requería voltear el debate desde el caso Bagua, los temas de Collique, Paita y muchos otros en los que requería mostrar los dientes.
En realidad la prensa independiente está siendo agredida como se ve en el cierre de radio La Voz de Bagua, las amenazas del poder de usar la Sunat contra las críticas y la sucesión de demandas contra medios opositores como LA PRIMERA planteadas por personajes del gobierno (Alan Simon García Nores, Álvaro Gutiérrez, el almirante Boyle y otros). Pero el gobierno siente que se debe discutir un tratamiento especial para acentuar el control de la prensa díscola antes de las elecciones.
Acaba de lanzar un globo de ensayo y lo ha dejado caer cuando se ha dado cuenta que había querido ir demasiado lejos con una espada de Damocles sobre toda la prensa. Pero, como dice Vargas, el derecho debe limitarse aún más. No porque esté pensando en el honor de ciudadanos de la calle, sino porque quiere acallar la discrepancia. Y así como la mayoría de la prensa criolla se adaptó a la invasión de Panamericana, al cierre de radios de provincias y demoró en reaccionar cuando la Dircote me incluyó en la denuncia que estaba armando contra dirigentes de izquierda por hacer pública sus pretensiones, me es difícil creer que la solidaridad de la protesta que se logró frente a la ley mordaza vaya más allá cuando el gobierno vuelva a agredir a los que están fuera del círculo de la gran prensa peruana.
LA FARSA DE LA NUEVA ‘AIDESEP’
Por: Roger Rumrrill
Tal como anunciamos en esta misma columna el lunes 13 pasado, el gobierno del doctor Alan García Pérez ha puesto a la cabeza de una organización paralela y fantasmal a la que han denominado “Aidesep”, a Alexander Teeps Wishua, expulsado de la organización por cargos muy graves y quien en mayo de este año fraguó una carta notarial convocando a una asamblea general para expulsar a Alberto Pizango y erigirse como presidente de la verdadera y legítima Aidesep.
La farsa de la nueva “Aidesep” presidida por Teeps, así como la pseudo organización llamada Confederación Nacional Agraria Campesina y Nativa (Conac), promovida por funcionarios del Indepa ratifica, una vez más, la vieja práctica divisionista y rupturista que el partido aprista ha usado en su larga historia contra sus adversarios.
Pero prueba sobre todo de que el doctor Alan García Pérez no perdona a los pueblos indígenas amazónicos haber provocado el terremoto político de mayo y junio que puso en cuestión el modelo neoliberal, sacudió y resquebrajó al sistema político, licenció al gabinete Simon y dejó maltrecha la imagen del gobierno a nivel internacional.
La respuesta a esta dura derrota infligida al gobierno aprista y a sus socios de la derecha política y económica por los indígenas amazónicos en alianza con los andinos está a la vista de todo el mundo:
destruir a Aidesep y a las organizaciones de base que sustentan el poder indígena y reprimir y condenar a los dirigentes. El primer acto de esta operación se ha cumplido. Manipulando los conflictos interétnicos, alimentando caudillismos y ambiciones, utilizando como topos a ex dirigentes lumpenizados, se acaba de construir un monigote que no tiene ninguna legitimidad, ni representatividad ni fuerza. Su objetivo es confundir y dividir.
El segundo acto está a cargo del Ministerio de la Mujer, de la señora Nidia Vílchez. Operadores de este ministerio se desplazan a la Amazonía y visitan las comunidades y ofrecen el oro y el moro, negociando por separado con cada comunidad y sus dirigentes. La oferta asistencialista promete solucionar todos los problemas. Un ejemplo de esta operación acaba de ocurrir con los kukama del río Nanay, en Iquitos, a quienes les han ofrecido resolver en 120 días un antiguo litigio de tierras con la Marina.
Pero la respuesta indígena es y será la unidad. El martes 21 se congregarán en Lima los delegados de las 8 organizaciones regionales indígenas que son la base de Aidesep para realizar un consejo ampliado que elaborará un nuevo plan de lucha.
La unidad del pueblo indígena amazónico y la justicia de sus demandas se impondrán finalmente al divisionismo y al paralelismo antidemocráticos del alanismo.
EL FUTURO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
Por Bruno Seminario Profesor de la Universidad del Pacífico
Nos dice la tradición que fue Simónides de Ceos quien inventó el Arte de la Memoria: la técnica mnemotécnica que explican los antiguos tratados de retórica entrena la memoria y le permite a un orador pronunciar con extrema exactitud y sin auxilio artificial un discurso extenso. Propia de una civilización que aún no contaba con la tecnología para apoyar un recuerdo fácil, era indispensable para el ejercicio de la política en las ciudades del mundo clásico; pero, no es su función, lo más sorprendente es sino su base conceptual. Porque el recuerdo sólo se hace vivo y transparente por la emoción intensa; el Arte dependía de una psicología práctica que conocía que el recuerdo podía ser estimulado por extremas imágenes visuales(1).
Que la memoria artificial es extrema y estimulada por visiones vehementes es una hipótesis que puedo aceptar con facilidad, sino ¿por qué los libros de historia otorgan una atención desmesurada a las personalidades de las eras de convulsión y no a aquellas que pertenecen a las más tranquilas? Por ejemplo, la trágica figura de Juliano, el siglo pasado, ejerció sobre poetas, literatos y filósofos una poderosa atracción gracias a su peculiar personalidad y su intento fallido de revivir el paganismo. Empero, ¿no resulta incomprensible este interés tan abrumador, especialmente cuando consideramos la corta duración del reinado del emperador en cuestión?
Debo interrumpir, por razones de espacio, esta breve digresión, pero antes de hacerlo me gustaría usarla para mostrar, en primer lugar, que los factores que rigen la dinámica de atención humana pueden responder a determinaciones que poco tienen que hacer con la realidad objetiva o la lógica más elemental. En segundo lugar, el recuerdo y el olvido pueden ser regidos por poderosas fuerzas instintivas, visiones penetrantes pero concentradas en aspectos parciales de la realidad.
Hago estos comentarios porque después de leer varios documentos sobre la evolución de la economía mundial me resultó evidente que su característica más distintiva no es su contenido sino la manera peculiar como interpretan el desastre financiero que ocurrió el año pasado. En efecto, tanto los gobiernos como las instituciones internacionales, en sus informes, parecen más interesados en justificar las principales decisiones de política y promover el optimismo que en mostrar el curso probable de los desarrollos macroeconómicos.
Ni siquiera una institución tan poco comprometida con la desregulación y el neoliberalismo como la CEPAL se salva de esta curiosa tendencia. Aunque el Estudio Económico para América Latina, publicado por esta institución en el mes de julio, menciona que vivimos en un momento crítico del desarrollo de América Latina, y ofrece un excelente análisis de los efectos de la crisis sobre la región, también señala que la contracción que este año experimentará la producción será relativamente moderada. ¿Cuál es la razón? Una versión modificada de la teoría del “blindaje”. Como ya resulta insostenible la afirmación de América Latina, pues la evidencia que la contradice es abrumadora, ahora se sostiene que el efecto del desastre financiero será moderado. Y, si esto no es consuelo suficiente, también se indica que el sistema de indicadores líderes de esta institución ya detectó, en las principales economías, señales de recuperación. No considero necesario comentar las asombrosas y aún más portentosas afirmaciones que podemos encontrar en la prensa financiera internacional o en otros documentos preparados por otras instituciones internacionales.
No lo hago porque me gustaría resumir las ideas contenidas en los publicados recientemente en Project Syndicate(2) por Dani Rodrick y Kenneth Rogoff, dos destacados economistas estadounidenses.
Sostiene Dani Rodrick, en sugerente comentario titulado “¿Un Mundo Desglobalizado?”, que es improbable que la economía mundial siga siendo la misma, a pesar de que comparte la opinión de que tarde o temprano llegará la recuperación. Según él, cuando termine la crisis nos encontraremos con un nuevo mundo desglobalizado, en el que habrá menos financiamiento externo y en el que el comercio internacional crecerá a un ritmo más lento. También señala que la nueva coyuntura puede afectar el dinamismo de aquellas economías que basaron sus economías en la reestructuración económica y la diversificación de su comercio exterior, especialmente sustanciales en su estrategia de desarrollo. Para él, una estrategia que se orienta exclusivamente hacia el sector exportador. Debe, por esta razón, ser dejada de lado en favor de otra más equilibrada que le otorgue igual papel al desarrollo del mercado interno.
Rogoff, en “La Nueva Normalidad para el Crecimiento”, llega esencialmente a la misma conclusión pero concentra su análisis en Estados Unidos y en las fuerzas estructurales que pueden limitar el dinamismo de la economía estadounidense en el próximo decenio. En efecto, tanto Estados Unidos como China deberán resignarse a una tasa media de crecimiento inferior a la que gozaron antes de la crisis. Lo que impide regresar a la situación anterior es que el consumo de los Estados Unidos, el motor del crecimiento mundial, será inferior por el desempleo creciente, el descenso de los precios de la vivienda, el endeudamiento de las familias estadounidenses y la reducción en la riqueza de los pensionistas.
Para el Perú estos escenarios pueden ser especialmente relevantes, y sería indispensable volver a pensar desde esta perspectiva en el diseño de la política comercial, la política macroeconómica y algunos aspectos de la política de desarrollo.
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(1) Sobre el “Arte de la Memoria” escribió , en 1966, Francis A. Yates un libro fascinante, publicado en inglés por la Universidad de Chicago. Existe traducción al castellano hecha por la editorial Siruela. Esta misma editorial ha publicado varias obras sobre el tema del filósofo español Ignacio Gómez de Liaño. Destacan “Filósofos Griegos, Videntes Judíos” y “El círculo de la sabiduría”.
TU ENVIDIA ES MI PROGRESO
Por Jorge Bruce
Cual trasero de combi, el Presidente nos ha dicho envidiosos a los que osamos criticar su magno segundo periodo. Las obras quedan, los hombres se van, podría también entonar, mismo Julio Iglesias. Pronto nos reprochará nuestra ingratitud. El asunto es que ese guión del incomprendido adolece de una inverosimilitud flagrante. Las encuestas son contundentes: la inseguridad y la corrupción son las principales carencias de este Gobierno (seamos compasivos: no incluyamos Pisco). Ahora bien, las encuestas no deberían estropearle el talante. Después de todo, personajes tan impresentables como Keiko –la teletubbie del Twitter- o indefendibles como el alcalde talador, el mismo que destruyó la entrañable banca semicircular del parque Washington porque le dio la gana y tuvo el cuajo de estampar su placa, obtienen respetables resultados en esos mismos sondeos. De modo que la opinión pública está para ser tomada como una cucharada de aceite de hígado de bacalao.
Aunque quizás eso mismo, aunado al sombrío vaticinio de que el gobierno de Toledo será considerado mejor que el suyo, sea lo que lo enfurece e impulsa a pronunciar frases altisonantes y manidas. Porque la verdad es que el eximio orador de fama legendaria, parece haberse eclipsado. La frase “el alma carcomida por la envidia” pide edición a gritos. Como no le vamos a regatear su talento para el floro, podemos aventurar la siguiente interpretación: la irritación ataca el cociente intelectual del Presidente y lo hace chapotear en la mediocridad.
Pero esto incluso, de lo cual ha dado múltiples pruebas al insultar a personas, etnias y gremios, podría atribuirse al estrés de sus inmensas obligaciones. Lo serio es que este mal genio acarrea iniciativas autoritarias, como la abortada ley Vargas. Coincido con César Hildebrandt cuando afirma que la salud del Presidente es una cuestión de Estado. Si esto quedara como arranques de fastidio, vaya y pase. Es obvio que la cosa va más lejos. Desde el “baguazo”, además, ha empeorado. Añádase el impacto de la crisis internacional, que no iba a rozarnos, y tenemos a un mandatario a la defensiva, como si todo fuera cuesta abajo. Aflora el clientelismo con el hombre Arana y el autoritarismo con sus sicarios, en el partido o en la prensa de la mermelada, desaforada y violenta. Es el momento de mencionar que el malhumor ya figura en el DSM IV, el manual de afecciones mentales de la psiquiatría norteamericana, como uno de los indicadores más confiables de depresión.
No se alteren, defensores del líder máximo: esto no es un diagnóstico. Es solo una maniobra de protección. Me preocupa lo que nos deparan estos dos años con un Presidente irritable y desalentado. Por si acaso, vamos a responderle en su mismo código: “Todito lo que me desees, que Dios te lo duplique”.
PD: Me solidarizo con José Alejandro Godoy, el bloguero de Desde el Tercer Piso, una de las mejores páginas de análisis político de Internet, a quien Jorge Mufarech ha demandado por un millón de dólares, en una grosera operación intimidatoria. Exigirle un palo verde a Godoy es como pedirle ética y respeto por la libertad de expresión al demandante o al partido de Gobierno.
Y DESPUÉS SE QUEJAN CUANDO PROTESTAN
Por Carlos Castro
Han pasado dos meses desde los trágicos sucesos de Bagua y la sensación que nos deja hasta ahora es que el gobierno sigue en la lógica de patear hacia adelante la solución de los reclamos de las comunidades amazónicas. La mesa de diálogo que se instaló en su momento camina a paso de tortuga y no por indiferencia o inasistencia de los representantes de los nativos sino por la falta de una “participación efectiva” del Ejecutivo, como lo acaban de advertir la 94ª Asamblea Extraordinaria de Obispos de la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo.
La voz de los obispos no puede soslayarse. En mayo pasado, un mes antes de que el conflicto explotara, los representantes de la Iglesia de Yurimaguas, Jaén, Amazonas, San Ramón, Pucallpa, Puerto Maldonado, Iquitos, Requena y Moyobamba emitieron un pronunciamiento en el que planteaban la derogación de los cuestionados decretos firmados por el presidente García al amparo de las facultades que le otorgara el Congreso. Lamentablemente no fueron escuchados.
Seguramente los “halcones” que rodean a García –aunque para muchos analistas él es el primer halcón – y los que circulan en la prensa saldrán a acusar a los obispos de “rojos” , como lo han hecho en anteriores oportunidades. Una lectura del documento de la Iglesia –felizmente no la de Cipriani– trae, sin embargo, un llamado que alcanza a todas las partes: al Estado, a las poblaciones y a las organizaciones. “Las autoridades –dicen los obispos – deben escuchar los justos reclamos de los ciudadanos” y estos apelar a los medios legítimos de un Estado de derecho por la vía del diálogo “excluyendo la violencia”.
El gobierno, por cierto, impulsa el “orden” que el presidente anunció en su mensaje de Fiestas Patrias: 13 comuneros de Bagua están siendo procesados por la muerte de los 14 policías, pero ningún mando policial que ordenó disparar contra los comuneros se encuentra detenido o bajo proceso; otros dos profesores nativos corren el riesgo de terminar en la cárcel por sus protestas en los ríos Napo y Curacay: once comuneros del valle de Condebamba han sido sentenciados a 4 de años de prisión suspendida por reclamar contra la minera Miski Mayo.
Lo que acaba de ocurrir en Paucartambo es también ilustrativo. Va el viceministro del Interior, destraba un conflicto que comenzaba a escalar y termina siendo despedido por comprometerse a que los comuneros no sean denunciados. “Me hubiera gustado ver a los congresistas que pidieron la cabeza del viceministro parados en la asamblea”, nos dijo Clever Meléndez, alcalde de Paucartambo, cuando lo llamamos la noche de la firma del acta. “Para ellos es fácil hablar sentados en su escaño”, agregó. Hoy cuatro comuneros de Paucartambo han sido denunciados por los hechos. ¿Podrán las poblaciones o las organizaciones creer, en una próxima oportunidad, en las actas que firmen los representantes del gobierno?
Lo trágico es que los problemas de fondo siguen sin resolverse. Los comuneros de Paucartambo no reciben apoyo financiero para la compra de fertilizantes; la desnutrición, la pobreza y la extrema pobreza en las poblaciones rurales de la amazonía y la alto andina están por encima del 50% y 30%. No tienen luz, agua, desagüe, los niños se siguen muriendo de frío y el presidente nos habla de que somos la mejor economía de la región. Mientras, las concesiones forestales (1,281 hasta el 2007) y de explotación petrolera (81) en la amazonía continúan, como ocurre igual en la frontera sin que los comuneros sean consultados. Y después los quieren meter presos cuando protestan.
PERÚ: EL PRIMER EXPORTADOR
DE COCAÍNA EN EL MUNDO
Mientras Colombia incautó 180 toneladas de clorhidrato, el Perú solo pudo decomisar 20. Analistas señalan que Gobierno no asume liderazgo ni asigna fondos para lucha antidrogas.
Autor: Daniel Yovera
El esfuerzo notable de los policías antidrogas que erradican, intervienen, incautan y combaten al narcotráfico en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE) y en el Huallaga no alcanza para detener ese fenómeno, pues el Perú ya es el primer país exportador de cocaína en el mundo y, así como afronta el problema el régimen de Alan García, la tendencia podría continuar creciente e imparable.
Ese liderazgo del país –que no es de ninguna manera un privilegio – es uno de los principales aspectos abordados en el documento denominado “Estudio comparativo de la evolución de la coca y la cocaína en Perú y Colombia”, que arroja que, si bien Colombia sigue llevándonos la delantera como primer productor de cocaína a nivel mundial, ese país incauta mucho mayores cantidades del estupefaciente que el nuestro y, en consecuencia, evita que el narcotráfico saque más droga fuera de sus fronteras.
Basándose en estadísticas reconocidas, el estudio –realizado por los especialistas Jaime Antezana Rivera y Jaime García Díaz– indica que en el año 2008, Colombia produjo 430 toneladas de cocaína y el Perú 302. El detalle está en que el país gobernado por el presidente Álvaro Uribe incautó nada menos que 198 toneladas de esa droga, y el de Alan García, decomisó apenas 20 toneladas. Esta cifra, que fue presentada a inicios del año como un logro del esfuerzo policial, queda lamentablemente minimizada al lado de lo conseguido por las autoridades colombianas.
Es decir, el narcotráfico en Colombia pudo exportar 232 toneladas de cocaína, pero las mafias en este país fueron capaces de sacar más: 282 toneladas. Es por eso que el Perú ha pasado a ser el primer exportador de cocaína.
MÁS ATRASO. Esos no son los únicos indicadores de la situación de la lucha antidrogas en nuestro país. En 2008, Colombia logró erradicar 95,731 hectáreas de cocales, casi diez veces más que lo erradicado por el Perú, donde solo se eliminaron 10,143 hectáreas de cultivos de hoja de coca.
Esto tiene que ver con el hecho de que en Colombia, el Gobierno dispuso una política de erradicación en 24 departamentos productores de hoja de coca, mientras que aquí solo se aplicó la medida en San Martín y parcialmente en Huánuco. Los erradicadores nacionales del Proyecto Especial de Control y Reducción (Corah) no han entrado aún al Valle del Monzón (Huallaga) ni menos aún al VRAE.
De igual modo, la Policía colombiana destruyó el año pasado 3,209 laboratorios de producción de droga, mientras que la Dirandro peruana hizo enormes esfuerzos para hacer explotar 1,125 laboratorios.
En esa misma tendencia, el control y la incautación de insumos químicos para producir droga también fue mayor en el régimen de Uribe, que el año pasado fue capaz de incautar 9,637 toneladas, contra las 470 toneladas del Perú. Se trata de una cifra 20 veces superior. Lo peor es que en nuestro país ni siquiera se ha logrado implementar un registro único de empresas comercializadoras y usuarias de productos químicos, que es pedido a gritos por las autoridades antidrogas peruanas desde el año 2004. Se trata de un software que le permitirá a la Dirandro, al Produce y a la Sunat controlar con eficiencia a las empresas que hacen negocios con dichos insumos, para evitar que vayan a parar al narcotráfico.
SIN VOLUNTAD POLÍTICA NI DINERO. Según los analistas Antezana y García, el narcotráfico se da el lujo de crecer en el Perú porque el Gobierno se rehúsa a financiar la lucha contra las drogas y a asumir una posición de liderazgo en la política antinarcóticos. Y aunque las comparaciones sean odiosas, refieren que “en Colombia la lucha antinarcóticos la encabeza el propio presidente de la República, pero aquí no ocurre eso”.
Según el estudio, la actual realidad en ambos países tiene una razón de fuerza: mientras que, entre los años 2003 y 2008, en Colombia se invirtió 1,000 millones de dólares en el combate contra el narcotráfico, en nuestro no se ha llegado ni a 350 millones de dólares. Es más, de este dinero, el Ejecutivo puso apenas 13 millones, y el restante, la cooperación internacional.
Para este año, Devida, la Dirandro, la Procuraduría Antidrogas, el Corah, los municipios del VRAE y decenas de instituciones más, esperan que el Ministerio de Economía y Finanzas cambie de actitud de una buena vez y destine los 161 millones de dólares para implementar ya el denominado Plan de Impacto Rápido (PIR), que en cuanto a ejecución, nada tiene de ese adjetivo. Con razón el narcotráfico está ganando terreno en nuestro país.
LAS BASES YANQUIS
Y LA SOBERANÍA LATINOAMERICANA
Por: Fidel Castro Ruz
El concepto de nación surgió de la suma de elementos comunes como la historia, lenguaje, cultura, costumbres, leyes, instituciones y otros elementos relacionados con la vida material y espiritual de las comunidades humanas.
Los pueblos de la América, por cuya libertad Bolívar realizó las grandes hazañas que lo convirtieron en El Libertador de pueblos, fueron llamados por él a crear, como dijo: “la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.
Antonio José de Sucre libró en Ayacucho la última batalla contra el imperio que había convertido gran parte de este continente en propiedad real de la corona de España durante más de 300 años.
Es la misma América que decenas de años más tarde, y cuando ya había sido cercenada en parte por el naciente imperio yanki, Martí llamó Nuestra América.
Hay que recordar una vez más que, antes de caer en combate por la independencia de Cuba, último bastión de la colonia española en América, el 19 de mayo de 1895, horas antes de su muerte, José Martí escribió proféticamente que todo lo que había hecho y haría era “…para impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las antillas Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”.
En Estados Unidos, donde las 13 colonias recién liberadas no tardaron en extenderse desordenadamente hacia el Oeste en busca de tierra y oro, exterminando indígenas hasta que arribaron a las costas del Pacífico, competían los Estados agrícolas esclavistas del Sur con los Estados industriales del Norte que explotaban el trabajo asalariado, tratando de crear otros Estados para defender sus intereses económicos.
En 1848 arrebataron a México más del 50 por ciento de su territorio, en una guerra de conquista contra el país, militarmente débil, que los llevó a ocupar la capital e imponerle humillantes condiciones de paz. En el territorio arrebatado estaban las grandes reservas de petróleo y gas que más tarde suministrarían a Estados Unidos durante más de un siglo y lo siguen en parte suministrando.
El filibustero yanki William Walker, estimulado por “el destino manifiesto” que proclamó su país, desembarcó en Nicaragua en el año 1855 y se autoproclamó Presidente, hasta que fue expulsado por los nicaragüenses y otros patriotas centroamericanos en 1856.
Nuestro Héroe Nacional vio cómo el destino de los países latinoamericanos era destrozado por el naciente imperio de Estados Unidos.
Después de la muerte en combate de Martí se produjo la intervención militar en Cuba, cuando ya el ejército español estaba derrotado. La Enmienda Platt, que concedía al poderoso país derecho a intervenir en la Isla, fue impuesta a Cuba.
La ocupación de Puerto Rico, que ha durado ya 111 años y hoy constituye el llamado “Estado Libre Asociado”, que no es Estado ni es libre, fue otra de las consecuencias de aquella intervención.
Las peores cosas para América Latina estaban por venir, confirmando las geniales premoniciones de Martí. Ya el creciente imperio había decidido que el canal que uniría los dos océanos sería por Panamá y no por Nicaragua. El istmo de Panamá, la Corinto soñada por Bolívar como capital de la más grande República del mundo concebida por él, sería propiedad yanki.
Aun así, las peores consecuencias estaban por venir a lo largo del Siglo XX. Con el apoyo de las oligarquías políticas nacionales, los Estados Unidos se adueñaron después de los recursos y de la economía de los países latinoamericanos; las intervenciones se multiplicaron; las fuerzas militares y policiales cayeron bajo su égida. Las empresas transnacionales yankis se apoderaron de las producciones y servicios fundamentales, los bancos, las compañías de seguros, el comercio exterior, los ferrocarriles, barcos, almacenes, los servicios eléctricos, los telefónicos y otros, en mayor o menor grado pasaron a sus manos.
Es cierto que la profundidad de la desigualdad social hizo estallar la Revolución Mexicana en la segunda década del Siglo XX, que se convirtió en fuente de inspiración para otros países. La revolución hizo avanzar a México en muchas áreas. Pero el mismo imperio que ayer devoró gran parte de su territorio, hoy devora importantes recursos naturales que le restan, la fuerza de trabajo barata y hasta lo hace derramar su propia sangre.
El TLCAN es el más brutal acuerdo económico impuesto a un país en desarrollo. En aras de la brevedad, baste señalar que el Gobierno de Estados Unidos acaba de afirmar textualmente: “En momentos en que México ha sufrido un doble golpe, no solo por la caída de su economía sino también por los efectos del virus A H1N1, probablemente queremos tener la economía más estabilizada antes de tener una larga discusión sobre nuevas negociaciones comerciales.” Por supuesto que no se dice una sola palabra de que, como consecuencia de la guerra desatada por el tráfico de drogas, en la que México emplea 36 mil soldados, casi cuatro mil mexicanos han muerto en el 2009. El fenómeno se repite en mayor o menor grado en el resto de América Latina. La droga no solo engendra problemas graves de salud, engendra la violencia que desgarra a México y a la América Latina como consecuencia del mercado insaciable de Estados Unidos, fuente inagotable de las divisas con que se fomenta la producción de cocaína y heroína, y es el país de donde se abastecen las armas que se emplean en esa feroz y no publicitada guerra.
Los que mueren desde el Río Grande hasta los confines de Suramérica son latinoamericanos. De este modo, la violencia general bate récord de muertes y las víctimas sobrepasan la cifra de 100 mil por año en América Latina, engendradas fundamentalmente por las drogas y la pobreza.
El imperio no libra la lucha contra las drogas dentro de sus fronteras; la libra en los territorios latinoamericanos.
En nuestro país no se cultivan la coca ni la amapola. Luchamos con eficiencia contra los que intentan introducir drogas en nuestro país o utilizar a Cuba como tránsito, y los índices de personas que mueren a causa de la violencia se reduce cada año. No necesitamos para ello soldados yankis. La lucha contra las drogas es un pretexto para establecer bases militares en todo el hemisferio. ¿Desde cuándo los buques de la IV Flota y los aviones modernos de combate sirven para combatir las drogas?
El verdadero objetivo es el control de los recursos económicos, el dominio de los mercados y la lucha contra los cambios sociales. ¿Qué necesidad había de restablecer esa flota, desmovilizada al final de la Segunda Guerra Mundial, hace más de 60 años, cuando ya no existe la URSS ni la guerra fría? Los argumentos utilizados para el establecimiento de siete bases aeronavales en Colombia es un insulto a la inteligencia.
La historia no perdonará a los que cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yankis. ¿A qué soberanía se refieren? ¿La conquistada por Bolívar, Sucre, San Martín, O´Higgins, Morelos, Juárez, Tiradentes, Martí? Ninguno de ellos habría aceptado jamás tan repudiable argumento para justificar la concesión de bases militares a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, un imperio más dominante, más poderoso y más universal que las coronas de la península ibérica.
Si como consecuencia de tales acuerdos promovidos de forma ilegal e inconstitucional por Estados Unidos cualquier gobierno de ese país utilizara esas bases, como hicieron Reagan con la guerra sucia y Bush con la de Iraq, para provocar un conflicto armado entre dos pueblos hermanos, sería una gran tragedia. Venezuela y Colombia, nacieron juntos en la historia de América tras las batallas de Boyacá y Carabobo, bajo la dirección de Simón Bolívar. Las fuerzas yankis podrían promover una guerra sucia como hicieron en Nicaragua, incluso emplear soldados de otras nacionalidades entrenados por ellos y podrían atacar algún país, pero difícilmente el pueblo combativo, valiente y patriótico de Colombia se deje arrastrar a la guerra contra un pueblo hermano como el de Venezuela.
Se equivocan los imperialistas si subestiman igualmente a los demás pueblos de América Latina. Ninguno estará de acuerdo con las bases militares yankis, ninguno dejará de ser solidario con cualquier pueblo latinoamericano agredido por el imperialismo.
Martí admiraba extraordinariamente a Bolívar y no se equivocó cuando dijo: “Así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo… calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía.”
EX SECRETARIO DE SEGURIDAD DE BUSH REVELA DATO CLAVE DEL USO IMPERIAL DEL "TERRORISMO
El ex secretario de Seguridad Interior (en la era Bush), Tom Ridge, confesó en un libro que las alertas con las amenazas de ataque "terrorista" de Al Qaeda incrementaban el temor en la sociedad estadounidense y subían la popularidad de Bush, cuya administración las utilizaba con fines electorales. La revelación (más allá de ser una herramienta para publicitar el libro) trasciende la administración Bush, y pone sobre el tapete la utilización del terrorismo en operaciones psicológicas orientadas a generar consenso social y legitimación política a la "guerra contraterrorista" lanzada con la conquista militar de Afganistán e Irak tras el 11-S.
Develando por primera el uso del "terrorismo" como herramienta de Estado (revelado en infinidades de informes considerados hasta ahora como "conspirativos"), Tom Ridge, afirma que fue presionado por altos funcionarios de la Casa Blanca para que elevara el nivel de la alerta nacional antes de las elecciones presidenciales de 2004 para favorecer la reelección de George W. Bush.
Ridge relata que, como se negó a hacerlo, lo convencieron de que había llegado la hora de renunciar al cargo (como efectivamente lo hizo).
Estas confesiones aparecen en el nuevo libro de Ridge "La prueba de nuestro tiempo: Estados Unidos asediado... y cómo podemos estar nuevamente seguros" (The Test of Our Times: America Under Siege ... and How We Can Be Safe Again) que saldrá a la venta el 1° de septiembre. próximo
En el libro Ridge cuenta que pese a los pedidos del ex secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, y del entonces secretario de Justicia John Ashcroft, él se opuso a elevar el nivel de alerta y, finalmente, no fue elevado, aunque le costó el cargo.
Semanas antes de las elecciones habían sido difundidas dos grabacioness de Al-Qaeda: una con Osama Bin Laden y la otra con un hombre llamado "Azzam el estadounidense''.
La CIA -como lo hace siempre- reconoció la "autenticidad" de las amenazas y "reveló" que detrás de la "conexión terrorista" se encontraba, Adam Gadahn, alias "Azzam el estadounidense'' un californiano de 26 años buscado intensamente por el FBI.
El aumento de la "alarma terrorista" en EEUU poco antes de las presidenciales de 2004 pretendía influir en los resultados y favorecer a George W. Bush, afirma Ridge en su libro.
Bush y el candidato contrincante demócrata John Kerry -señala- estaban muy igualados en las encuestas y los funcionarios claves de Bush afirmaban que el video de Bin Laden, incluso sin elevar el nivel de alarma, contribuiría a una victoria final de Bush por un resultado abrumante.
Pese a todo se tomaron grandes prevenciones de seguridad en edificios públicos y en lugares claves de Nueva York, lo que ayudó a recrear el "clima terrorista" que lo llevó a Bush a ganar las elecciones y ser reelecto en el cargo presidencial.
En pleno despliegue del aparato de seguridad para prevenir el "ataque terrorista", Ridge renunció el 30 de noviembre del 2004.
Terrorismo de Estado imperial
Desde el punto de vista geopolítico y estratégico, el "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia estadounidense y europea vienen utilizando (en Asia y Europa) para mantener y consolidar la alianza USA-UE en el campo de las operaciones, para derrotar a los talibanes en Afganistán, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible 11-S para distraer la atención de la crisis recesiva mundial.
A nivel geoeconómico se registra otra lectura: Si se detuviera la industria y el negocio armamentista centralizado alrededor del combate contra el "terrorismo" (hoy alimentado por un presupuesto bélico mundial de US$ 1,460 billones) terminaría de colapsar la economía norteamericana que hoy se encuentra en una crisis financiera-recesiva de características inéditas.
Esta es la mejor explicación de porqué Obama, hoy sentado en el sillón de la Casa Blanca, ya se convirtió en el "heredero forzoso" de la "guerra contraterrorista" de Bush a escala global.
La misma interpretación se puede inferir para las potencias de la Unión Europea que adhieren a los planes globales de la "guerra contraterrorista", así como para China, Rusia y las potencias asiáticas cuyos complejos militares facturan miles de millones con armas y tecnología destinadas al combate contra el "terrorismo".
Como se sabe, los "planes contraterroristas" son el principal rubro de facturación de los presupuestos armamentistas a escala global y conforman la mayor tasa de rentabilidad de las corporaciones de la guerra que giran alrededor de los complejos militares industriales de EEUU, Europa y Asia.
Este escenario, con las potencias centroasiáticas (que compiten por áreas de influencia con el eje USA-UE) adhiriendo a la "guerra contraterrorista" liderada por EEUU, marca con claridad como Al Qaeda y Bin Laden (un invento histórico de la CIA) ensambla en un solo bloque al sistema capitalista más allá de sus diferencias sectoriales.
Y esto reafirma una tendencia ya probada: La "guerra contraterrorista" no es una política coyuntural de Bush y los halcones neocon, sino una estrategia global del Estado imperial norteamericano diseñada y aplicada tras el 11-S en EEUU, que ya tiene una clara línea de continuidad con el gobierno demócrata de Obama.
La "simbiosis" funcional e interactiva entre Bush y Al Qaeda tiñó ocho años claves de la política imperial de EEUU. A punto tal, que a los expertos les resulta imposible pensar al uno sin el otro.
Durante ocho años de gestión, Bin Laden y Al Qaeda se convirtieron casi en una "herramienta de Estado" para Bush y los halcones neocon que convirtieron al "terrorismo" ( y a la "guerra contraterrorista") en su principal estrategia de supervivencia en el poder.
Hay suficientes pruebas históricas en la materia: El 11-S sirvió de justificación para las invasiones de Irak y Afganistán, el 11-M en España preparó la campaña de reelección de Bush y fue la principal excusa para que EEUU impusiera en la ONU la tesis de "democratización" de Irak legitimando la ocupación militar, el 7-J en Londres y las sucesivas oleadas de "amenazas" y "alertas rojas" le sirvieron a Washington para instaurar el "terrorismo" como primera hipótesis de conflicto mundial, e imponer a Europa los "planes contraterroristas" hoy institucionalizados a escala global.
Decenas de informes y de especialistas -silenciados por la prensa oficial del sistema- han construido un cuerpo de pruebas irrefutables de que Bin Laden y Al Qaeda son instrumentos genuinos de la CIA estadounidense que los ha utilizado para justificar las invasiones a Irak y Afganistán y para instalar la "guerra contraterrorista" a escala global.
El aparato de la prensa sionista internacional, a pesar de su marcada tendencia "anti-Bush", jamás se hizo eco de estas investigaciones y denuncias que se siguen multiplicando, mientras que sus analistas sólo toman como valida la "versión oficial" instalada en la opinión pública a escala global.
El establishment del poder demócrata (que ejerce la alternancia presidencial con los republicanos en la Casa Blanca) jamás mencionó la existencia de estas investigaciones y denuncias en una complicidad tácita de ocultamiento con el gobierno de Bush.
Simultáneamente, y durante los ocho años de gestión de Bush, los demócratas no solamente avalaron las invasiones de Irak y de Afganistán y votaron todos los presupuestos de la "guerra contraterrorista", sino que también adoptaron como propia la "versión oficial" del 11-S.
Este pacto de silencio y de encubrimiento entre la prensa y el poder imperial norteamericano preservó las verdaderas causas del accionar terrorista de Bin laden y Al Qaeda, cuyas "amenazas" periódicas son publicadas sin ningún análisis y tal cual la difunden el gobierno y sus organismos oficiales como la CIA y el FBI
LA RENTABILIDAD DE LA MUERTE
PLANETA BLINDADO: CÓMO FUNCIONA EL NEGOCIO CAPITALISTA CON LA GUERRA
Los US$1,460 billones de gastos militares en el planeta y la expansión geométrica de las ganancias de los consorcios de la guerra de Europa y EEUU, son la prueba más irrefutable de la relación simbiótica establecida entre el sistema capitalista con los conflictos armados y las ocupaciones militares. Uno se retroalimenta de los otros, y ambos términos de la ecuación conforman la piedra angular de la existencia misma del sistema imperial que hoy controla el mundo. La sumatoria interactiva de la rentabilidad comercial con las ocupaciones y despliegues militares en alta escala, marca a su vez el escenario de la "guerra permanente" como una lógica de supervivencia irrenunciable del sistema capitalista.
Funcionalmente, el sistema capitalista (producto histórico de la dominación del hombre por el hombre) no se alimenta de la paz sino de la guerra concebida como el primer escalón de las políticas y estrategias de dominación (sustento de la explotación económica) a escala global.
Es más, los propios procesos históricos ya incorporaron la "economía de guerra" (emergente de la industria de la guerra) como un segmento clave de la economía capitalista que en caso de colapsar arrastraría consigo a todo el sistema a escala global.
El 11-S no solamente instaló un nuevo sistema de control social por medio de la manipulación mediática con el "terrorismo", sino que además inauguró un "nuevo orden internacional" (sustitutivo de la "guerra fría") basado en la "guerra contraterrorista" que sirve de justificación a las nuevas estrategias expansionistas del Imperio norteamericano y de las trasnacionales capitalistas.
Con la leyenda mediática de Bin Laden y el peligro del "terrorismo internacional", a partir del 11-S el Imperio norteamericano (potencia locomotora unipolar del capitalismo desde la caída de la URSS) se lanzó a nuevas conquistas militares de mercados justificadas en la "guerra preventiva contra el terrorismo" y en la nueva doctrina de seguridad de EEUU emergente tras los atentados del 11-S.
Con las llamadas "guerras preventivas" iniciadas por los halcones tras el 11-S, no solamente se conquista militarmente sino que también se abren nuevos ciclos de expansión y ganancia capitalista en los nuevos mercados sometidos con el argumento de la "guerra contraterrorista.
Las nuevas hipótesis de conflicto con el "terrorismo" generan facturación billonaria a la industria bélica constituida en la pata complementaria de la rentabilidad capitalista trasnacional.
Esta realidad, entre una multiplicidad de elementos interactivos, explica porqué el actual capitalismo trasnacionalizado (hegemonizado por el eje USA-UE) está centralmente determinado por la "guerra contraterrorista" como factor principal de continuidad y preservación de su sistema de explotación económica.
La "guerra contraterrorista" y la carrera armamentista (nuclear y convencional) USA están destinadas a alimentar los contratos y las ganancias de los consorcios agrupados en ese monstruo llamado Complejo Militar Industrial norteamericano.
La expansión geométrica de las ganancias de los consorcios armamentistas del Complejo Industrial Militar estadounidense es la prueba más irrefutable de la relación simbiótica de supervivencia establecida entre el sistema capitalista sionista y los conflictos armados y las ocupaciones militares.
La conquista militar, a la vez, es la llave de entrada para un descomunal negocio capitalista "multifuncional y diversificado", donde el Imperio (a través de la "reconstrucción" de lo destruido) moviliza una maquinaria de ganancia financiera, se apodera de recursos naturales (principalmente petróleo), vende armas, tecnología, servicios, y modela hábitos consumistas en la población pudiente del país invadido (clases altas, medias altas) que se integran al negocio de las multinacionales del consumo.
Por medio de sus departamentos de investigación y de sus lobbies estatales en la Casa Blanca, el departamento de Defensa y el Congreso las corporaciones armamentistas generan demanda y nuevas necesidades de tecnología armamentista a las tropas ocupantes del Pentágono en todo el planeta.
Las líneas directrices de este monumental negocio con las guerras de ocupación y el sistema financiero imperial, nacen y se proyectan desde la Casa Blanca hacia el resto de los estamentos del Estado norteamericano.
Sobre la base de un presupuesto billonario (destinado al sector de Defensa) este macronegocio, hoy gerenciado por el lobby sionista demócrata que controla la Casa Blanca, abarca desde la venta de armas y de tecnología de punta, hasta construcción de infraestructura y de prestación de servicios privados a las bases militares y fuerzas de ocupación.
Como producto de la "integración bélica" de los nuevos ciclos de ganancias y expansión capitalista trasnacional, las corporaciones de la industria de la guerra han pasado a ocupar un lugar clave en los nuevos planes de conquista militar del Pentágono.
Los US$1,460 billones de gastos militares actuales en el planeta y la expansión geométrica de las ganancias de los consorcios armamentistas de Europa y EEUU, son la prueba más irrefutable de la relación simbiótica de supervivencia establecida entre el sistema capitalista con los conflictos armados y las ocupaciones militares.
Uno se retroalimenta de los otros, y ambos términos de la ecuación conforman la piedra angular de la existencia misma del sistema que hoy controla el mundo. En sólo una década los gastos militares aumentaron en un 50% dentro de una creciente "militarización" del planeta.
El gasto militar global creció el 4% en 2008 y alcanzó la cifra récord de US$1,464 billones, el 50% más que en 1999, de acuerdo con un estudio del Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI) divulgado en junio pasado en la capital sueca.
"La crisis financiera global todavía no ha repercutido en los ingresos y beneficios de las grandes empresas armamentistas", señala el SIPRI.
Esa cifra equivale al 2,4% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y a 217 dólares por cada habitante del planeta, de acuerdo con el organismo sueco.
El mayor incremento le corresponde a EEUU (58%): las respectivas asignaciones de Washington aumentaron en 219.000 millones de dólares desde 1999. Casi se triplicaron los gastos militares de China y Rusia, hasta los US$ 42.000 millones y los US$ 24.000 millones, respectivamente.
De esa cifra, el actual presupuesto de Defensa de EEUU ya estaría superando el 50% del total del gasto armamentista en el mundo.
Finalmente el "sueño americano" de Obama (el sucesor de Bush) se materializó en números: El presupuesto destinado al área de la Defensa (Pentágono) que incluye las guerras militares y las políticas de ocupación rondan los US$ 730.000 millones para el ejercicio fiscal 2009.
Al mismo tiempo, las ocupaciones militares de EEUU en Irak y Afganistán "generaron un gasto suplementario de 903.000 millones de dólares sólo para EEUU" en el periodo 1999-2008, agregó Sam Perlo-Freeman, director del Proyecto de SIPRI sobre gasto militar.
La primera potencia imperial es, sin sorpresa, el país con mayores gastos en armamento del mundo, según el SIPRI.
Los gastos EEUU representan casi un 42% del total, más que los 14 países siguientes reunidos, en un legado de la política del ex presidente George W. Bush, según el SIPRI.
Desde 1999, los gastos de la defensa estadounidense aumentaron un 67% a precios constantes, para situarse en US$ 607.000 millones el año pasado, y llegar a US$ 730.000 millones en el presupuesto fiscal 2009.
El sideral presupuesto de la Defensa engorda la expansión geométrica de las ganancias de las corporaciones que figuran como contratistas del Pentágono.
Las contratistas del Complejo Militar Industrial no solo proveen armas y servicios de seguridad privada, sino que también proveen la logística completa (ropa. comida, alojamiento, etc) a los soldados, no solamente en las áreas de ocupación sino también en la red de bases distribuidas por todo el planeta y dentro de EEUU.
De esta manera se verifica la directa relación de la "guerra contraterrorista" con las ganancias y la expansión de los consorcios armamentistas, que resultan, juntos con las petroleras y las corporaciones de servicios (que incluyen a las compañías de "seguridad privada"), los beneficiarios principales de las invasiones y ocupaciones militares, tanto en Irak y Afganistán, como de los conflictos actuales y potenciales en Medio Oriente y en todo el planeta, entre los que se incluyen las planificadas acciones militares contra Irán y Siria.
A nivel de las armentistas -según un informe de Project on Governmentt Oversight- entre los consorcios que se benefician en primer lugar de este multimillonario negocio se cuentan Lockheed Martin, la gigante aeroespacial Boeing, Northrop Grumman, contratista de la Fuerza Aérea, Raytheon, y General Dynamics.
Las tres grandes corporaciones armamentistas (Lockheed Martin, Boeing, y Northrop Grumman) tienen conexiones con otras numerosas fuentes de contratación federal para todo, desde seguridad aeroportuaria hasta vigilancia doméstica, en nombre de lo que hoy la Casa Blanca llama GWOT (Global War on Terrorism), guerra global contra el terrorismo.
Además, durante la era Bush, los halcones de la Casa Blanca y los operadores de negocios del lobby judío, siempre a tono con "los negocios de la guerra", observaron la nueva veta comercial que se abría con la contratación de servicios de ejércitos privados para las áreas ocupadas o bajo influencia del ejército de EEUU.
En su planificación de "guerras futuras" el Pentágono extendió la privatización a más áreas de la ocupación militar, y las corporaciones militares privadas ya han comenzado a intercambiar información orientada a fusionar sus servicios en rubros determinados, a fin de competir con mayor posibilidad en el logro de próximos contratos.
La privatización del aparato militar, fue impulsada en 1991, después de la Primera Guerra del Golfo, por el entonces ministro de Defensa y vicepresidente de la administración Bush, Dick Cheney.
Bajo la influencia de Cheney y Rumsfeld el gobierno de EEUU comenzó a subcontratar con las corporaciones militares privadas, gran parte de las funciones operativas que tradicionalmente venían desarrollando las Fuerzas Armadas.
EEUU (hoy gerenciado por Obama y el lobby sionista liberal) se ha constituido, junto con el Reino Unido y Sudáfrica, en el centro mundial de la industria privada militar, que debe su crecimiento al nuevo orden internacional lanzado por George Bush padre tras el desplome de la Unión Soviética, y continuado por su hijo W al comando de la "guerra contra el terrorismo".
Obviamente, y según apuntan todos los especialistas, sólo los conglomerados trasnacionales (bancos, petroleras, tecnológicas, armamentistas, ejércitos privados, etc) que integran la órbita "selecta" del lobby de negocios manejado desde la Casa Blanca y el Pentágono tienen acceso a los más jugosos contratos en los países ocupados.
De acuerdo con el Centro para la Integridad Pública, el Pentágono ha gastado 300.000 millones de dólares en 3.016 contratos de servicios militares que han ido a parar a 12 empresas entre 1994 y 2002 (las cifras excluyen los contratos de armamento).
Las corporaciones militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés) mantienen en secreto sus actividades y carteras de clientes al no estar reguladas por ninguna normativa internacional, a pesar de su condición de ejércitos sin fronteras.
Los consorcios privados ofrecen servicios que van desde el personal de seguridad y el mantenimiento de armamentos hasta la interrogación de prisioneros.
Estas firmas han operado en más de 50 países y han sido contratadas por todo el mundo, desde el Departamento de Defensa de Estados Unidos hasta dictadores y gobiernos de las áreas dependientes del llamado mundo subdesarrollado de Asia, África y América Latina.
Según la revista norteamericana Monthly Review, "las corporaciones privadas del capitalismo siempre han estado implicadas con la promoción de la guerra, pero su acción directa ha sido tradicionalmente limitada". Lo preocupante -señala la revista- es si estas multinacioonales ingresan a una distorsión capitalista y, atendiendo a la ley de la oferta y la demanda, deciden ampliar sus lucros aprovechando sus excelentes contactos con los jefes políticos y militares que deciden la guerra.
En territorios ocupados como Irak y Afganistán, la "veta de negocios" de los ejércitos privados incluyen servicios de custodia a empresas privadas, operaciones de seguridad, programa de interrogatorios (torturas), espionaje y entrenamientos militares, o ejercitación de escuadrones especiales (de la muerte) que operan en la clandestinidad.
También pueden ser contratados para tareas como recolección de cadáveres, investigación de secuestros, custodia de pozos petroleros, controles fronterizos, protección de importantes directivos, o para cuidar las espaldas de los periodistas y ejecutivos de los consorcios mediáticos que construyen la "información oficial" de la situación en Irak.
En Irak y Afganistán estos consorcios privados de la guerra han desempeñado un papel esencial para el ejército estadounidense, complementando a su personal cuando necesitan refuerzos y haciendo los trabajos "sucios" que los propios militares estadounidenses prefieren no hacer.
En resumen, la actividad comercial del capitalismo de guerra (armamentistas, petroleras, empresas de servicios y ejércitos privados), como cualquier empresa, depende de "la demanda", principalmente de las guerras de conquista militar lanzadas por EEUU en el planeta de las cuales nacen nuevos y jugosos contratos y oportunidades de expansión comercial.
A esta tajada super-millonaria hay que agregar otro segmento complementario: El negocio billonario de los grandes consorcios bancarios que financian desde la "reconstrucción" de los países conquistados, venta de armamentos y de tecnología bélica, hasta construcciones de bases militares y todo tipo de infraestructura relacionadas con el alojamiento de las fuerzas de ocupación.
El propio Estado USA alimenta la "burbuja financiera" con el armamentismo endeudándose (con los grandes consorcios financieros sionistas) para mantener los gastos de su multimillonario presupuesto militar que es pagado -a través de los impuestos- por toda la sociedad estadounidense.
Los gobiernos títeres de los países ocupados o satélites, a su vez, toman créditos y se endeudan (con las corporaciones militares y financieras de la potencia ocupante) para financiar y proveer de armamentos y de tecnología bélicas a sus fuerzas armadas ciapayas que colaboran con el invasor.
Además, y como es el caso de Irak, Afganistán y Pakistán, los países satélites u ocupados utilizan la "ayuda militar" provista por el Estado imperial (producto de los impuestos públicos) para adquirir armamento y tecnología a las corporaciones del complejo militar industrial, convirtiendo la ayuda estatal en ganancia privada.
De esta manera (y de la misma forma que los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales reciclan una nueva "burbuja" ganancial con los fondos de los "rescates" no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con dinero público) la "burbuja financiera" billonaria del negocio armamentista es solventada con impuestos pagados por toda la sociedad norteamericana.
Esta sumatoria interactiva de la rentabilidad comercial con las ocupaciones y despliegues militares en alta escala, marca a su vez el escenario de la "guerra permanente" como una lógica de supervivencia irrenunciable del sistema capitalista.
HONDURAS: El Pentágono despliega sus provocaciones
Las masas hondureñas no ahorran sacrificios para movilizarse
Por Jorge Altamira
Según algunos analistas, Honduras sería un “cinturón geo-estratégico” de la región. Tiene fronteras con El Salvador y Nicaragua, salida tanto al mar Caribe como al Atlántico, y está a un tiro de la sede del Comando del Pentágono para el Mercosur, en el Estado de la Florida. En este marco, cuenta con una base militar norteamericana muy importante, no por el número de efectivos que alberga, sino por la enorme capacidad de su aeropuerto, que permite el aterrizaje de aviones de alta capacidad de cargamento. En síntesis, es una suerte de canal de Panamá y sirve para el despliegue rápido de tropas en el terreno. Solamente un ingenuo podría suponer que el imperialismo yanqui dejaría este territorio al arbitrio de un terrateniente que ha tomado medidas populares de gobierno y afilió su país al Alba. Los yanquis no pueden admitir la perspectiva de una unión centroamericana de esos tres países que son como uno –Honduras, El Salvador y Nicaragua. El Pentágono viene aleccionado por el gesto de independencia nacional del ecuatoriano Correa, que sacó del país a la base de Manta, tal como lo había prometido. El golpe gorila ha sido, en definitiva, una hechura del imperialismo.
Los hechos posteriores lo han demostrado. La diplomacia norteamericana se ha puesto al servicio de asegurar la supervivencia de los golpistas. Los términos de la mediación del costarricense Arias lo dejan bien en claro: Zelaya volvería por un par de semanas, custodiado por un gabinete de gorilas e incluso observadores internacionales. Los gorilas mostraron su completa seguridad en el respaldo con que cuentan, cuando rechazaron semejante salida.
La crisis, desde el vamos, nunca fue un asunto interno de Honduras. Lo ocurrido luego no podía ser más elocuente: los yanquis están instalando tres bases nuevas en Colombia. El paramilitar Uribe eligió este momento para denunciar que Venezuela regala armas suecas a las FARC y también presentó un video que muestra a un jefe de la guerrilla que asegura haber contribuido a financiar la campaña electoral de Correa. Lo que es cierto, sin embargo, documentado por la BBC de Gran Bretaña, es que hay instructores israelíes entrenando a las tropas colombianas –es decir que hay en marcha una preparación de guerra. Israel (y Taiwan) es el único Estado que ha reconocido a los gorilettis; ahora, se dice, lo haría Colombia. En Panamá, el flamante Presidente de derecha anunció desde su asunción, que se daba el objetivo de producir un viraje ideológico en América Latina. En resumen, asistimos a una batalla continental. La fantasía de una OEA de iguales, luego del levantamiento de la expulsión de Cuba, quedará como otra gran pieza del ilusionismo del nacionalismo burgués.
¿La sangre va a llegar al río, como amenazó con ocurrir cuando el para-Uribe bombardeó territorio de Ecuador? Al imperialismo no le interesa, pues toda la diplomacia mundial lo respalda en la política de ganar tiempo y de armar una ficción de salida democrática. Tampoco tiene grandes posibilidades, acosado como está en Irak y Afganistán, o bajo la mirada de China, que pretende incursionar por las materias primas de América Latina.
Lo que importa, sin embargo, es defender los derechos nacionales hondureños y de América Latina – que pasa por el derrocamiento de la junta gorileta. De lo contrario, el imperialismo se servirá de cualquier capitulación para imponer su política. Según se puede apreciar en los videos, los trabajadores de Honduras están cruzando los “caminos verdes” del territorio (o sea fuera de la rutas) para sortear los retenes militares y gestar una marcha nacional contra el gorilaje. Es decir que las masas está buscando, sin medios ni orientación, producir una movilización revolucionaria. El acercamiento de Zelaya a la frontera ya dio lo que podía desde el punto de vista propagandístico. Es necesario que Venezuela, Nicaragua, El Salvador apoyen una lucha revolucionaria, con medios materiales y humanos –y con una orientación política: la constitución de una Federación Centraomericana que le abra las puertas a Costa Rica y Panamá.
Nuestros nacionales y populares se juntaron en el Mecosur para prometer que no reconocerían las elecciones hondureñas que ha convocado el golpismo. Palabrerío. Complicidad con las maniobras para desgastar la lucha popular y diluir la crisis política. A los K les preocupa que los ‘destituyentes’ no tomen ningún gesto de apoyo real a la lucha popular hondureña como un ‘causus belli’ contra el ‘diálogo’ y el Consejo Económico y Social. Estos son los impostores que pretenden constituir un ‘campo nacional’ antagónico con los grandes intereses capitalistas. Farsantes.
EL HOMBRE NUEVO NACERÁ DE LOS HOMBRES VIEJOS, DECÍA EN ALGÚN DISCURSO EL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ.
Así empecé a entender que el Hombre Nuevo no tiene edad. No se trata del hombre joven ni del hombre niño. No es que de pronto la Revolución va a empezar a crear al Hombre Nuevo como si fuese una línea de producción en una fábrica capitalista, no, no es así, el Hombre Nuevo nacerá desde el fondo de nuestras conciencias y muy de la mano del ejercicio de la autocrítica, el autoconocimiento y la capacidad de cambiarnos a nosotros mismos.
Recordaba aquella semblanza de los gusanos que mutaban y se transformaban en mariposas: el hombre viejo subiría por el tallo de la historia, por las ramas de los días, arrugándose y estirándose hacia la luz, en un camino lento y tortuoso, llevando el peso y la carga de los antivalores: el egoísmo, el personalismo, la ambición, el individualismo, las ansias de riquezas materiales, y todo lo que desde niños se nos “grabó” durante milenarias horas enfrente de los alienantes televisores, a través del bombardeo incesante de la publicidad y bajo el imperio oscuro del cretinismo terrorista de la sociedad de consumo. El hombre viejo lleva adentro el sueño liberador, la necesidad de sentido, el rechazo ante la imagen que tenemos de si mismos y la angustia por la transformación. El hombre viejo va cargando todo ese fardo, pesado y asqueroso en su lento ascenso por el tronco del árbol de la vida.
La extrañación del sueño, la sospecha de la verdadera vida, la búsqueda incansable de la transformación y asistido tan sólo por la humildad y la honesta convicción de cambiar de piel hace que de pronto, más allá de la angustia, comienza la procesión del milagro.
La repetición del acto de ser revolucionario, afuera y adentro, la mirada que revisa cada cosa que hacemos, el estudio, la reflexión y el ejercicio incansable de la nueva forma de ser, de pronto toma vida propia, de repente nos sorprende al tener peso en su voz y hablar desde el fondo de nuestro espíritu, le hablamos a los que están a nuestro lado y a nosotros también nos hablamos. Hablamos del ser y no más del tener, hablamos contra cualquier injusticia o ante cada actitud conformista o reaccionaria que suceda alrededor o adentro de nosotros y así se va rompiendo, cada día que pasa, la piel de nuestro dorso, con dolor y con amor, para dar paso a las dos alas de la mariposa.
Ya se hace innecesario seguirse arrastrando. Ya se pierde el miedo a ser diferentes, ya se asume el aleteo y el vuelo como una bendición, la mujer y el hombre nuevo van naciendo uno aquí, otro allá, los verdaderos hijos de la Revolución, van naciendo y van entonando el mismo canto, el mismo vuelo.
Abriendo y cerrando sus alas se remonta el compromiso libertario, será un enjambre de todas estas libélulas de la luz quienes dejen atrás al Hombre Viejo, quienes dejen su piel vacía sobre las piedras en las riveras de los ríos de la dominación. Abriendo y cerrando sus alas se harán cómplices del viento y esparcirán por el mundo el polen de la revolución.
La Mujer y el Hombre Nuevo son como mágicos duendes sin nombres propios, son una suma de sueños, de amores, de cantos que viajan al Sol.
Indetenible vuelo hacia el futuro de la especie, en medio de la crisis del pasado que se desgrana y se aturde en su colapso, como destellos de luz, como chispas breves pero encantadoras comienzan a a embelezar las pupilas de quienes sufren, a encandilar las esperanzas de todos y un olor a tierra fresca encubre y encierra la fuerza incontenible de la semilla hermosa que germina.
El sueño de la América esta de pié, los pasos de los pobres por las montañas de Honduras clamando dignidad y los pueblos que caminamos con ellos, somos la semilla de la que brotará el nuevo mundo.
HombreNuevo del CHE que naces entre nosotros: Adelante, siempre adelante: venceremos!!
HONDURAS: OBAMA MANEJA LA BATUTA
Por Jorge Altamira
No hace falta ser muy perspicaz para advertir que la OEA se ha transformado en el ámbito privilegiado para legitimar el golpe gorila consumado en Honduras el 28 de junio. Obama se ha valido de ella para conciliar su política de ‘buen vecino' con el propósito de neutralizar el giro ‘chavista' en Centroamérica, que es común a todos los sectores del ‘establishment' norteamericano. Es claro que hubiera encontrado muchas dificultades para desarrollar esta duplicidad de no haber contado con el apoyo de Brasil, con cuyo gobierno se han anudado acuerdos estratégicos desde el gobierno de Bush. Centroamérica es el terreno en el que convergen los intereses de los capitales norteamericanos y brasileños para producir bío-combustibles y exportarlos a los Estados Unidos. Brasil, asimismo, se ha alineado con Obama en la pelea desatada por la crisis mundial - que combina la inyección de sumas billonarias para rescatar a los capitalistas con la defensa del ‘libre comercio' y la oposición a las devaluaciones competitivas. Brasil ha dejado que su moneda, el real, se revalorice, para favorecer el ingreso de capitales especulativos, con los cuales financia (endeudamiento) el rescate brasileño. En definitiva, la OEA está haciendo tiempo para llegar a las elecciones de noviembre próximo, en las que participan dos candidatos alineados con el golpe.
La designación de un mediador, Oscar Arias, el presidente de Costa Rica, fue adoptada por todos los socios de la OEA a pesar de la evidencia de que significaba un reconocimiento del golpe. La decisión apartó de las negociaciones al secretario general de la OEA, el chileno Insulza, insospechable de chavismo, pero que no ha contado con la ‘confianza' de la diplomacia norteamericana. Estados Unidos ha hecho saber que se opondrá a una reelección de Insulza.
Las frases inflamadas de Zelaya y de Chávez han operado hasta ahora como una cortina de humo. Chávez ha criticado la mediación de Arias, pero Venezuela no se opuso a ella cuando fue propuesta. Todo indica que Obama ha hecho de Honduras un aspecto de un paquete más grande, que está negociando con el gobierno bolivariano e incluso con Cuba. Como sea, la secretaria Clinton se dispone a dejar en claro, en las próximas horas, que el impasse en Honduras debe zanjarse sin la injerencia de fuerzas extrañas. A buen entendedor... Incluso imprimiría un leve golpe de timón hacia la derecha a la diplomacia de Washington en América Latina. Quienes rescataron el nuevo rol de la OEA, luego de que derogara por unanimidad la disposición que excluyó a Cuba, han sido desmentidos en tiempo record. El imperialismo no se identifica solamente con la táctica del ‘garrote', sino también con la del ‘guante de terciopelo'.
En medio de este trajeteo, Obama y Cuba no solamente reanudaron las negociaciones fundamentales sobre migraciones, ni las concesiones se limitaron a habilitar vuelos a la isla desde la costa oeste norteamericana. Hace pocas horas, Obama decidió levantar, por decreto, parte del embargo establecido en 1966 por la ley Helms-Burton. El tema Honduras no ha figurado en la agenda explícita de las negociaciones cubano-norteamericanas, a pesar de las recientes ‘reflexiones' de Fidel Castro, que pronostican golpes militares próximos en América Latina si no se revierte la asonada hondureña. Como ya hemos escrito en estas páginas, el levantamiento del bloqueo es una negociación bilateral - ni Obama ni Castro tienen interés en convertirlo en un tema latinoamericano. El Brasil de Lula adhiere con fervor a esta postura: Brasil ya ha iniciado inversiones de prospección petrolera aguas afuera de la isla. La Argentina kirchnerista sigue estos acontecimientos por arrastre: ninguno de los ‘movimientos sociales' oficialistas han movido un dedo contra el golpe hondureño. El viaje inútil de la Presidenta a Centroamérica ha sido una maniobra desencajada.
El gobierno de Zelaya abrió brechas en la dominación de la oligarquía hondureña, a partir de una serie de concesiones del mandatario al movimiento popular y de su alineamiento con el Alba. Fue una tentativa para encarar el estrangulamiento financiero de Honduras. La disgregación interior del régimen hondureño es imparable, como ha ocurrido en el resto de la región. El golpe desató una reacción popular que no tiene precedentes; algunos medios especularon con la posibilidad de que la presión popular podría inclinar al ejército contra el golpe. Algo de eso debe haber, porque las fuerzas armadas se han esforzado por contener esa presión con recursos policiales. Solamente un levantamiento popular desatará el nudo de la crisis hondureña.
ANTE LA CRISIS GLOBAL, JUSTICIA SOCIAL PARA TODOS
Por Juan Carlos Schmid,
La globalización en crisis
"Una crisis global exige una solución global", dicen en Londres. Los presidentes del Grupo de los Veinte pretenden sembrar una primera definición a pocos renglones de iniciado el documento que no alcanza las ocho carillas, intentan echar un poco de luz sobre una fenomenal crisis que es exclusiva responsabilidad de los países centrales y las instituciones internacionales.
Decimos centrales desde nuestras realidades sociales, asumiendo que como países periféricos, somos históricamente dependientes (salvo períodos muy cortos de gobiernos soberanos) de los imperios, signados primero por la producción de materias primas y posteriormente en tiempos republicanos estrangulados por las relaciones de intercambio desigual.
Pasados treinta años de "modernidad y globalización", de políticas liberales y desregulación queda a simple vista la visión rapaz de los países ricos, de las instituciones internacionales y del objeto de la globalización. En este escenario es difícil encontrar una sombra de justicia que permita vislumbrar al Hombre como sujeto y destinatario final del proceso en desarrollo.
La reunión en Londres del G-20 no se dio en el marco de proyectos altruistas, no se analizó como derramar bien-estar entre los millones de habitantes del planeta. Por lo contrario, se inscribió en una crisis del modelo que en los países centrales arrasó con los bancos, el crédito, las empresas y los empleos; que expulsó trabajadores migrantes por una pendiente que preanuncia crisis concatenadas en el resto del planeta.
Hasta hace poco, los países "desarrollados" exhibían con arrogancia el modelo del derroche a la par que condenaban a la miseria a tres cuartas partes de los humanos.
En esa etapa el discurso neoliberal era esgrimido como la única respuesta a los interrogantes de fines de milenio. Cada noticiero repetía las palabras de la violencia mística de Bush, los venales comentarios de Berlusconi, o los clásicos pronósticos de la "Nueva Derecha" al estilo Vargas Llosa…
Entonces, es oportuno que los trabajadores comencemos a hurgar en la memoria para reencontrar nuestro propio discurso…
Nacional frente a la globalización impuesta,
Popular frente a los cantos de sirenas de los beneficiarios del modelo,
Liberador como bandera contra todo tipo de opresión. El repudio al ALCA en Mar del Plata fue una expresión de lo ante dicho.
La prehistoria de la globalización
"Una crisis global exige una solución global" nos plantea a los trabajadores el interrogante de saber cuál era la situación real anterior a la crisis mundial de 2008.
Durante dos décadas se nos presentó un escenario favorable a la producción y el comercio a escala mundial, donde los buenos resultados dependían de ajustes nacionales y regionales, como los que demandaron los bloques del NAFTA, la Unión Europea y cercanamente el MERCOSUR.
Traducido: los Estados Unidos extendían su influencia a Canadá y México como lo habían hecho desde los lejanos ´70 en la China. (Un paso más de la potencia del norte como ya había ocurrido desde fines de la Segunda Guerra con el Plan Marshall en Europa y Japón).
Los vientos favorables alcanzaron a la Europa unida después de la debacle en la Unión Soviética a fines de los ´80, ampliando su influencia hacia el Este y, de paso, promoviendo un proceso de reestructuración, flexibilización y crecimiento como condición a los acuerdos del mercado común.
Esta injerencia europea se propagó hasta nuestras costas con el control y manejo de los servicios públicos, inversiones (con tasa de ganancia asegurada), explotación pesquera en el Atlántico Sur y un solapado dominio cultural para hacernos creer que nos exhibimos a los "ojos del mundo" como los peores… malos y atrasados.
Curiosamente (por eso de la continuidad de las políticas de Estado) en el caso Latinoamericano, los europeos producen el desembarco "modernista", tanto en tiempos de las dictaduras militares como en el advenimiento de los gobiernos en democracia sin ningún lastre ético.
Fueron años jalonados por la inestabilidad y el endeudamiento, dando paso a otro trazado de las fronteras nacionales: en los ´80 los ingleses habían sentado sus reales en nuestras Islas Malvinas, mientras EEUU ocupaba Granada, una pequeña isla caribeña, y Francia intervenía en Chad en 1988, al igual que los norteamericanos en Panamá.
Los ´90 registran la caída del muro de Berlín y reunificación de Alemania; la Guerra de los Balcanes en la ex Yugoslavia bajo la mirada especulativa de los europeos; la Guerra del Golfo y el fin de la guerra fría fueron algunos de las operaciones impulsadas y secundadas por las potencias pro-occidentales.
Hacemos referencia a estas cuestiones porque tuvieron un fortísimo impacto en el mundo del trabajo,
Migraciones por las guerras o situación de pobreza extrema;
Migraciones desde la periferia a los países centrales por empleo;
Aumento exponencial del trabajo "en negro" e infantil en todos los países, sin excepción.
En diversos sectores de nuestro país poco y nada parece haber quedado de los barrios desvastados por la miseria, de las fábricas cerradas debido a la apertura salvaje de nuestra economía, de las colas larguísimas de jóvenes frente a las embajadas buscando otros horizontes.
Es un olvido peligroso por donde se lo mire, un golpe demoledor a toda la referencia histórica de la sociedad.
Impacto que alcanzó no sólo a los paradigmas de la clase trabajadora, fuese el Estado Benefactor de Keynes o el socialismo de Marx sino también a los sindicatos y organizaciones obreras.
Los cambios políticos, las nuevas tecnologías y el proceso globalizador arrasaron con las formas más convencionales del trabajo para dar paso a los contratos flexibles y temporarios, carentes de la mínima noción de seguridad social y justicia.
La Argentina hacia la modernidad
Desde mediados de los ´70 en Argentina asistimos al traspaso de los recursos nacionales a manos de las empresas conocidas como la "patria contratista" por sus nexos con los gobiernos de facto y los negociados a expensas del Estado. Así, el suelo y el mar, las empresas estatales (que fueron orgullo de los argentinos en los gobiernos peronistas) y el patrimonio nacional fueron enajenados en beneficio de los grupos locales y/o extranjeros.
Esa etapa iniciada en 1976 completa su objetivo a fines de los ´90 cuando fueron cumplidas a rajatabla las recomendaciones del FMI y el Banco Mundial. Por eso alguien denominó a los años ´90 como la "segunda década infame" rememorando la plena vigencia de Enrique Santos Discépolo.
Fue el quiebre, después de medio siglo, de la representación del Partido Justicialista con las masas populares, dando inicio a un derrotero donde el pueblo necesitaría hasta 2003 para saldar un gobierno con una legitimidad que se ha ido profundizando a través del tiempo.
Paralelamente, el poder económico, financiero, del FMI, OCDE, y Banco Mundial arrastraron primero, a los gobiernos de los países dependientes y posteriormente a los EEUU y los gobiernos europeos de cualquier signo político en la aplicación de la panacea modernista.
La Argentina del bicentenario
"…prosperidad creciente para todos es una economía mundial abierta basada en los principios de mercado, en una regulación eficaz y en instituciones globales fuertes", reza el documento del G-20.
En los países centrales, la burbuja financiera e inmobiliaria coadyuvaron a precipitar la crisis mundial económico-financiera de 2008, advirtiendo acerca de los obstáculos a un modelo de irracional crecimiento, por eso para nosotros trabajadores argentinos, el modelo globalizador tal cual está planteado no resiste una mirada seria y esperanzada, porque no es sustentable por donde se lo mire.
Es un modelo que pone en serio riesgo a los habitantes de los países periféricos en primer término; al medio ambiente y los recursos naturales del planeta a renglón seguido. Nadie escapa a sus nefastos efectos.
En nuestros países, más allá de su desarrollo relativo (en extremo débiles como Haití o aparentemente consolidados como Brasil o la India), se percibe al modelo globalizador como un asunto complejo, pero lejos, muy lejos de que sus objetivos apunten a la "prosperidad creciente para todos".
Más bien parecen recrear un modelo con ganadores y perdedores, con vencedores y vencidos.
Los trabajadores en el plano internacional y nacional hemos observado como el avance de la globalización implica como condición insoslayable el retroceso de la clase trabajadora, primero en el universo de los derechos sociales, luego en el retroceso del nivel ingresos y salarios, y finalmente en el derecho al empleo y el trabajo genuino.
Concebido en términos de mercado, de mercancías, las posibilidades de los trabajadores se reducen a cero de no mediar el papel intervencionista del Estado.
(Eso explicaría el encono irracional contra los gobiernos de Chávez, Evo Morales y Cristina Kirchner, como antes ocurrió con Salvador Allende y Juan Perón).
El modelo neo-liberal considera al trabajo como una mercancía más, un asunto antiguo si los hay, tratándolo como un hecho del capitalismo que se remonta a la revolución industrial en los países centrales y al colonialismo en el resto del mundo… una relación de clases y explotación.
Estos condicionantes, -de estructuras productivas dirigidas al mercado internacional, de centralismos porteños, de pampas húmedas y provincias olvidadas-, fueron sacudidos con la irrupción del peronismo en 1945.
Aquel 17 de octubre es el mojón de nuestros recuerdos y enseñanzas.
La crisis del movimiento peronista en tiempos de democracia, visualizado para algunos recién con la derrota electoral de 1983, fue encumbrando o soterrando a los dirigentes a partir del papel protagónico y excluyente del Partido Justicialista. Este transitó entre la adecuación a los nuevos tiempos y la pérdida constante de los principios y conceptos filosóficos que emanaban de la Constitución de 1949.
Los años de la resistencia, del "Perón vuelve", de la juventud peronista, del tercer gobierno del presidente Perón quedan inscriptos en la historia grande del movimiento peronista y para algunos, lamentablemente en el olvido.
La etapa que transitamos expone la debilidad en la reconstrucción política del movimiento, es allí donde los trabajadores organizados estamos llamados a cumplir un rol de indudable importancia.
Los trabajadores en la encrucijada
Es que el l Movimiento Obrero argentino siempre se caracterizó a través de su historia por trascender la frontera de las luchas reivindicativas y escribir páginas en la historia grande del quehacer nacional.
De origen anarco-sindicalista, socialista y comunista devino por esos grandes cismas de la historia mundial, en peronista cuando a fines de la Segunda Guerra Mundial irrumpe el 17 de octubre de 1945 frustrando el golpe oligárquico e interpretando a sus líderes, el coronel Perón y Evita.
Desde entonces combinó dos procedimientos: la movilización y la lucha; la gestión y el acuerdo, que sin ser excluyentes por si mismos, lo fueron cuando sustentaron políticas en torno a las patronales y los gobiernos.
Una forma de ejercitarla es recordar: los "33 gremios democráticos" y las "62 organizaciones peronistas" en tiempos de la "libertadora"; los sindicatos sin Perón del vandorismo y la CGT de los Argentinos durante los años de la resistencia; "Gestión y Enlace" afín al proceso militar y la CGT-Brasil liderada por el compañero Saúl Ubaldini.
Pero sería en la profundización del modelo económico neoliberal de los ´90, -de desempleo estructural, con crecimiento pero sin equidad social, de marginación social aceptada en la comunidad nacional como tal- que produciría cambios en el Movimiento Obrero argentino.
La CGT quedaría dividida entre el ala "menemista" que acompañó la imposición y ajuste del neoliberalismo y el nacimiento del MTA conducido por Hugo Moyano opuesto al Consenso de Washington.
Por su parte algunos gremios romperían con la central obrera y formarían la CTA liderada por Víctor Degennaro.
Actualmente, el movimiento obrero tiene tres expresiones diferenciadas políticamente:
La CGT-Moyano caracterizada por defender el modelo de inclusión social de la presidenta Cristina Kirchner (incluyendo sindicalistas en las listas del PJ kirchnerista);
La CGT-azul y blanca opuesta al gobierno y circunstancialmente aliada a las patronales del campo y el PJ disidente;
La CTA dividida con una postura dual de enfrentamiento al gobierno y adhesión a las patronales del campo.
Expresiones políticas del movimiento obrero a relativizar, fruto de la eclosión política en víspera de las elecciones del 28 de junio, termómetro para oficialistas como opositores en vista de las elecciones generales de 2011.
En otro plano queda la defensa o crítica al modelo de inclusión impulsado desde el gobierno, por eso cobra sentido el extenso preámbulo de esta nota, por las condicionantes que implican los vaivenes políticos de la situación internacional.
Cuál será la estrategia más conveniente del movimiento obrero para sostener un modelo de inclusión, empleo genuino y salarios decentes, cuando 400 empresas locales y extranjeras controlan los principales resortes de la producción y la economía nacional.
Cómo incluir a los miles de expulsados del sistema (terminar con la invisibilidad de los pobres) cuando la mitad de la economía es "en negro", y otros miles son asistidos por los programas del gobierno.
Cómo rescatar la historia de los movimientos sociales aquí en nuestro país, en Venezuela y en Bolivia para unificar conceptos, establecer acuerdos y tender a acciones unitarias que permitan al movimiento obrero ser un protagonista activo en defensa de los intereses nacionales.
Al cumplirse 50 años de la muerte de Scalabrini Ortíz, aquel hombre del campo nacional señalaba que el Proyecto Nacional siempre puja por salir "No esperemos que otros hagan lo que nosotros no somos capaces de hacer", nos decía.
La Confederación General del Trabajo el pasado 30 de abril dio un primer paso en esa dirección, trazó un rumbo sobre la coyuntura política
Moyano convocó a defender un Modelo de Trabajo y Producción, a postergar las diferencias circunstanciales, a encontrarnos en el acuerdo de los grandes temas nacionales y se comprometió de frente a los trabajadores.
Ese pueblo trabajador que cubrió la Avenida 9 de Julio, espera una respuesta a su destino porque confía en alcanzar un Modelo de País donde la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo valores fundamentales de la constitución del `49, vuelvan a convertirse en respuesta popular a la crisis del capitalismo.